Embajadora de Aperol, su sonrisa radiante es la mejor anfitriona. Pionera, bartender autodidacta, aprendió trabajando en restaurantes, observando en las barras y leyendo libros. Luego de una gran trayectoria abrió Puente G, su espacio multifacético dedicado a la gastronomía.
Por LORENA MARAZZI
Drinks by Marazzi
Fotos: EMANUEL CASTRO
@emablom
¿Cuándo descubriste que la coctelería era lo tuyo?
Empecé a trabajar en el restaurante Empire como camarera, después fui cajera y también me encargaba de la barra. Lo hacía para mantenerme. Soy rionegrina y me vine a Buenos Aires a estudiar Diseño de Indumentaria. Cuando me recibí, a los 26 años, me di cuenta de que en realidad era bartender y que iba a vivir de eso.
¿Cómo te formaste?
Aprendí trabajando el oficio, leía libros, me sentaba en barras de referentes a observarlos. Cuando decidí dedicarme de lleno a esto empecé a tomar cursos con colegas y con gente que venía de afuera. Hoy me considero una autodidacta que se aggiorna a través de instituciones, colegas, libros, internet y de los viajes, que, para mí, son lo más nutritivo.
¿Cómo fue abrirse paso como mujer en una profesión que hasta hace no muchos años era mayormente de hombres?
En realidad no me fue difícil para la época en que vivía. No sé si existe la suerte, pero cuando aparece hay que acompañarla. Supe aprovechar las oportunidades. Por otro lado, había hombres muy machistas que se sentaban en la barra y me decían “que venga el barman”, a lo que respondía “la bartender soy yo”. Siempre fui muy simpática y paciente, me iba ganando a la clientela.
Desde hace años estás en la radio y en la tele. ¿Te gusta educar al consumidor?
La palabra “educar” me parece muy grande. Sí me gusta comunicar, demostrar técnicas o que todos pueden preparar algo. Eso me encanta. Lo que muestro en radio es una experiencia al consumidor, a la gente que le interesa el buen vivir. Y no sólo relaciono la coctelería sino también los lugares y las acciones que se van haciendo. El de la coctelería hoy pasó a ser un segmento gastronómico mucho más amplio.
¿Qué te enseñó la profesión?
A respetar, a saber disfrutar sin excesos y a ponerle estructura a un trabajo desestructurado.
¿Cómo surgió abrir este espacio en lugar de abrir un bar?
Cuando era más joven quería tener un bar, pero a través de los años me di cuenta de lo esclavizante que es. Yo soy una mujer diurna: me levanto, hago deporte, llevo a mi hijo al jardín, etcétera. Trabajar de noche de vez en cuando lo disfruto, todos los días no. Quería un lugar para desarrollarme donde tanto yo como mis colegas pudiéramos expresarnos. Se llama “Puente” porque es un espacio que abre, conecta. Y “G” porque es de placer. Es un lugar multifacético con comodidades y facilidades donde se pueden hacer catas, clases de cocina o coctelería, eventos, etcétera.
“Aprendí a respetar, a saber disfrutar sin excesos y a ponerle estructura a un trabajo desestructurado.”
A la hora de crear, ¿en qué te inspirás?
Puede ser en una obra de arte, un viaje, un país, un objeto o una bebida. Por ejemplo, para la carta de La Calle eran calles de diferentes ciudades del mundo, entonces buscaba los insumos de cada país, o la bebida emblema, o de qué manera la tomaban, y ahí nacía la inspiración.
¿Qué opinás de los tragos sin alcohol?
Cuando empecé y me pedían un trago sin alcohol ofrecía una gaseosa. Comencé a crecer y tuve que desarrollar cosas para gente que no toma alcohol y pensé en por qué dejarlos excluidos. Es una tendencia mundial y me parece buenísima. Hoy como mixóloga creo que el arte es de mezclar, no importa qué.
SHOT DE PREGUNTAS
¿Un ingrediente infalible?
El jengibre, porque es multifacético y funciona con todo.
¿Una tendencia?
Lo abstracto. Viene más lo expresivo y aromático del cóctel y no tanto cómo está servido.
¿El mejor escenario para beber un cóctel?
La barra, sin duda.
¿Un sueño cumplido?
Puente G.
¿Un pendiente?
Me gustaría ser perfumista.
¿Lo que más disfrutás de tu trabajo?
Desarrollar cócteles, enseñar y hacer feliz a la gente, que con la coctelería es muy fácil.
¿Tu bebida o cóctel favorito?
Bebida: hoy, el vino. Cóctel: el Sazerac.
¿Un plato?
Me gusta mucho la comida asiática. El curri rojo de langostinos, que es tailandés, me encanta.
¿Un viaje soñado?
Asia.
¿La ciudad donde probar la mejor coctelería?
Londres. Tiene una coctelería muy diferente, bien autóctona. Y el servicio es alucinante.
¿Un bar en el mundo?
El bar del Savoy Hotel en Londres. Me rompió la cabeza.
¿Un bar en Buenos Aires?
Doppel. La barra es increíble, Guille [Blumenkamp, el dueño] es lo más, cuando él no está el lugar funciona increíble también y la comida está buenísima.
¿Un/a colega que admires?
A Inés [De Los Santos]. Es una gran trabajadora, le gusta experimentar, aprende, no se queda. La admiro por lo que hace.
UNA RECETA: Pure Apple Malt
Ingredientes:
• Whisky
• Té blanco
• Almíbar de manzana verde y canela
• Jugo de lima
• Manzana verde
• Moras
Preparación:
En una coctelera batir 45 ml de whisky, 25 ml de almíbar de manzana y canela y 25 ml de jugo de lima. Servir en un vaso de whisky con hielo. Completar con té blanco y decorar con láminas de manzana verde y moras.