Alojarse al pie de la sierras, acunados por el silencio de las vides y las estrellas. Degustar su fruto en perfecta armonía con platos típicos hechos por las manos más expertas. Escalar un pequeño cerro para admirar la inmensa finca entre laderas de suelo agreste con verdes cardos como vigías. Sin dudas, una aventura para experimentar.

Por LORENA MARAZZI
Drinks & Co

Situado a 1.720 metros sobre el nivel del mar, el valle de Chañarmuyo es un oasis en el desierto, entre la sierra del Paimán, al noroeste de la provincia de La Rioja, Argentina. Allí, donde los antiguos Diaguitas supieron habitar, la altura y el clima seco provocan un microclima que combina días cálidos soleados con noches frías en verano y frecuentes nevadas en invierno, condiciones ideales para el cultivo de vides nobles que dan como resultado vinos de altísima calidad, de igual nivel a los mejores mendocinos.

La historia de la bodega y hotel de vino Chañarmuyo comienza en 2001, en un terreno rocoso y en apariencia inapropiado para viñedos. Muchos riojanos afirmaban que era una zona fría, más propicia para nogales. A pesar de esto, el correntino Jorge Chamas prefirió seguir su intuición y apostar a la potencialidad que vio en el lugar.

Esta decisión no solamente cambió el paisaje de ese valle rocoso sino a todo un pueblo de 100 habitantes que estaba en vías de extinción ya que sus jóvenes emigraban al sur para trabajar en la industria petrolera. Gracias a esta visión, contando con el recurso humano de la región, se quintuplicó la población. Así fueron creciendo las familias, dotando de vida al poblado cuyas callejuelas todavía albergan antiguas casas de adobe, su iglesia y su bar, manteniendo el encanto de su cultura ancestral.

Finalmente y contra todos los pronósticos, en el año 2014, el nombre “Valle de Chañarmuyo” fue reconocido como zona con identificación geográfica propia (IG) por el Instituto Nacional de Vitivinicultura, en función de las especiales características del lugar.

Exquisiteces típicas norteñas, cocidas en horno de barro.

La cata

La bodega tuvo su primer vendimia en 2005. Para la elaboración de vinos, utilizan uvas propias en su totalidad y poseen las cepas blancas viognier y chardonnay, y las tintas malbec, cabernet sauvignon, cabernet franc, tannat, petit verdot y syrah. La mayoría de la producción se exporta.

Degustamos:

• Keo Chardonnay 2015: con aromas a pomelo rosado y flores como el jazmín, compite con los californianos.
• Keo Viognier 2013: con equilibrada acidez, gran estructura y cuerpo, el paso por barrica de roble le aporta elegancia y persistencia en boca, destacándose como un blanco de carácter y personalidad.
• Keo Roble Malbec 2013: bien frutal, se aprecian ciruelas, frutos rojos y algo de madera de roble.
• Keo Roble Cabernet Franc – Cabernet Sauvignon 2013: blend 50% de ambas cepas, se sienten pimientos rojos maduros, frutas rojas y presenta taninos robustos. La combinación poco común con el Cabernet Franc le aporta elegancia y redondez.
• Keo Malbec Reserva 2014: con menor producción por hectárea, se concentran más los taninos en fruta. Se aprecia un aroma a vainilla gracias al paso por madera, lo cual aporta redondez en boca y mayor sutileza.
• Keo Roble Tannat 2013: es la cepa estrella del lugar. De gran cuerpo y concentración, los taninos se presentan robustos pero con delicadas notas de chocolate amargo y café. El final es largo, complejo y único.
• Paimán 5 Hileras 2013: el blend ícono. 5 hileras elegidas de cada varietal. Un tercio de Malbec, un tercio de Petit Verdot y un tercio de Tannat. Con 18 meses en barrica de roble, el resultado es maravilloso y audaz.
• Keo Extra Brut: espumante de Pinot Noir, extra brut. Elegante, fresco y con tostados característicos del tiempo de contacto con las borras.
• Grapa Pituil: probamos la grapa regional de Pituil, localidad cercana a Chañarmuyo. De cálido y dulce sabor es ideal para beber sola o para su utilización en coctelería.

Chañarmuyo Hotel de Vino y Bodega
reservas@bodegapaiman.com
www.chanarmuyo.com/hotel-de-vino/
facebook.com/BChanarmuyo